28.7.08

Naturaleza II

¿Cuántas veces el arte intenta emular la naturaleza? La representación figurativa suele a lo largo de la historia centrarse en lo natural, lo prefijado, lo conocido desde siempre, desde antes de nacer. En otras oportunidades ese reflejo se ve en la perfección invisible: el funcionamiento. Si hay algo más perfecto que la naturaleza es justamente esa parte que no se ve: el cuerpo humano, una célula, una cadena de ADN. Es por eso que es posible encontrar en lo invisible la más perfecta solución.
Frank Lloyd Wright majestuosamente (o bien caprichosamente) reinterpreta la naturaleza en cada uno de sus proyectos. Si bien sus planos parecen bastante obvios, es fascinante cómo se puede ver reflejado ese lenguaje en la percepción peatonal.

¿Cómo puede la naturaleza reflejar la acción humana y racional, y no ser a la inversa? Muchas veces los roles se invierten, y se puede encontrar en los detalles de vida situaciones "demasiado perfectas", lo cual se atribuye a lo estrictamente racional, a lo científicamente aceptado, a lo matemáticamente perfecto.

La matemática de la naturaleza se anticipa a la humana sin necesidad de análisis. Y llega un punto en donde reconocemos tal perfección que resulta anormal. ¿Es realmente imperfecto lo "demasiado perfecto"?


Recrear la naturaleza no es sólo mencionarla, citarla: implica reinterpretarla y mostrar solamente lo que requiera el momento, la técnica utilizada. Sin embargo, el arte se encuentra aún demasiado lejos de reinterpretar la naturaleza, así que sólo se limita a nombrarla, a veces en voz baja, a veces a los gritos.

Quizás llegue algún día la relación perfecta entre ambas partes. Aunque ya no sería natural.


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